Hvar ¿la Ibiza del siglo XXI?
Pocos la conocen aún en nuestro país, pero pronto bien podría convertirse en la sucesora de Ibiza, cuando la crisis en Europa empiece a remitir y Croacia gane el respeto que se merece como potencia turística entre los grandes. Que a nadie le quepa la menor duda que la isla de Hvar (pronúnciese “Juar”) tiene muchos números para ello. Es linda, delicada y mediterránea; gusta a germanos, eslavos y latinos; ha sabido aunar tradición y modernidad.

Pero además está su intenso olor a lavanda y romero la convierte en una isla embriagadora. La ciudad más destacada de la isla -del mismo nombre- disfruta de un entorno monumental muy bien cuidado, y sobre todo se percibe en su ambiente un no sé qué muy especial que recuerda esa Ibiza de inicios de los setenta que atraía a rebeldes y atrevidos en busca de un nuevo paraíso.
¿Quién se hubiera atrevido a apostar en 1970 que Ibiza podría igualar a la Côte d’Azur en beatiful people? Pocos, seguramente... La Ibiza de entonces empezaba a acoger a hippies (de moda) y algún que otro niño de papá con ganas de emular a las estrellas del rock, pero poca gotha y gente, digamos, “importante”. Niza y la Costa Azul , en cambio, había demostrado al mundo que para ser un lugar in, primero debía atraerse a la Jet Set y luego (como un panal con las abejas) la miel ya atraería la farándula, el performace y las alegrías de la huerta.
Sin embargo Ibiza acabó por demostrar que Newton y la teoría de la gravedad en temas de turismo no existen y que las cosas pueden hacerse de maneras diferentes, incluso al revés. Y así fue así como la bohemia sedujo (si me lo permiten) el petardeo. ¡Oh, sorpresa!, cosas del Mediterráneo
¿Cuál será la lección que nos dará este Mare Nostrum los próximos años? Qui lo ça... pero una de las apuestas podría ser esta isla croata. Por si acaso, vayan apuntando en sus agendas el nombre de este lugar, sobre todo si son de los que creen en aquello de la tierra de las oportunidades. Acérquense pronto a ella antes de que se convierta en una sección fija en las revistas del corazón, las tendencias y el fashion. No es un tema de moda, es ante todo una cuestión de carácter, y Hvar lo tiene.
Novedades en el Adriático
El litoral croata tiene mucho que contar en la historia del Medityerráneo del siglo XXI. Disfruta de 1.244 islas, y sus costas van camino de convertirse en un referente del turismo del Mediterráneo con una oferta que une lo más “fashion” con la autenticidad de un paisaje que ha evitado la excavadora y el cemento, la frescura y la jovialidad con un patrimonio monumental extraordinario, la belleza con la innovación, la nocturnidad con casi 2.700 horas de sol al año.
Croacia va camino, gracias al trabajo bien hecho y a un “Mediterráneo tal como era” –el lema publicitario usado por su oficina de turismo que resume muy bien la fotogenia del litoral croata- de sentar cátedra. Ya están superando aquello de Mediterráneo a buen precio para competir en un “tu a tu” en oferta turística de calidad con los destinos más tradicionales de Francia, Italia y España.
¿Por qué Hvar y no otra de las 1.244 islas que Croacia tiene en el Adriático?
Pues por la misma razón la bohemia, los modernos y la beatiuful people apostó en su día por Ibiza y no por Menorca o Fuerteventura, por ejemplo. Las pequeñas calas abrigadas entre rocas, las playas de arena blanca (una excepción en Croacia), las numerosas horas de sol al año, el clima suave (ni muy frío en invierno, ni excesivamente caluroso en verano), las carreteras sinuosas, el bosque virgen y el carácter poético del paisaje han ayudado sin duda. Pero nunca olviden el factor humano.
A Hvar se arriba en ferry (www.jadrolinija.hr) desde Split. El enclave más destacado es una ciudad que cuenta con el mismo nombre que la isla. Es un antiguo puerto veneciano que conserva la arquitectura que le legó la Serenissima. Es de visita obligada la catedral de San Esteban (de época renacentista), el viejo arsenal veneciano, una loggia del siglo XV, un escenario (el teatro público más antiguo de Europa), el convento de los Franciscanos y la llamada “Fortaleza Española” erigida probablemente por ingenieros hispanos en tiempos de Lepanto.
No obstante, el encanto de Hvar no se limita a los monumentos. Hay que ir a tomar el sol en la extraordinaria playa de Bonj y en las naturistas de Zecevo y Zavala; navegar alrededor de los islotes vecinos de de San Clemente, San Jerónimo y el resto de las islas Pakleni; disfrutar de la tradición marinera (y gastronómica) en Stari Grad, y aprovechar la excelente oferta nocturna que se concentra en el puerto de Hvar (Carpe Diem, Hula Hula, Veneranda, Pink Champagne, Kiva bar...). No en vano en 1868 ya se creó una entidad para la promoción del turismo en la isla. Los pioneros no iban equivocados.
En Hvar han hecho una apuesta por convertirse en la isla más diferente y desenfadada del Adriático, y lo están consiguiendo. Y por eso ya empieza a rivalizar con las Mikonos, Costa Esmeralda, Côte d’Azur, Ibiza... Beyoncé, Eva Longoria, y el Príncipe Harry, entre otros, ya han merodeado por estos lares. Paparazzi, vayan
afilando vuestras reflex, que en Hvar hay trabajo.