Lesbos, lesbios y lesbianas
Grecia tiene un poder que ningún otro país mediterráneo puede mostrar. La más escondida de las playas, la más olvidada de las islas, el monte más perdido que se pueda imaginar tiene una historia y un nombre que reconocemos enseguida aunque nunca hayamos estado en el. Eso es lo que le ocurre a esta isla del noroeste del Egeo: Lesbos... la isla de los lesbios.

Lesbos es una isla bien particular. Su nombre es reconocido en el mundo entero, pero pocos son los que se han acercado a ella alguna vez, y menos los que la conocen a fondo. Es curioso, solo mencionar su nombre Lesbos levanta comentarios y prejucios, y casi todo el mundo se imagina lo que no es, aunque muy probablemente con los años la isla acabe siendo destino turístico preferido de muchos que entienden el amor a la griega manera.
Más allá de todo ello, la isla merece atención pues esconde algunos de los pasajes y las historias más ricas y fascinantes de Grecia. Para más señas, además, tiene un privilegiado clima mediterráneo templado, de casi eterna primavera; disfruta de una de las mayores insolaciones del Egeo, así como acoge numerosas fuentes termales, debidas a su origen volcánico.
No obstante, sorprendentemente, Lesbos no está en la agenda de los destinos más fashion del Mediterráneo: el turismo no está en exceso desarrollado, la isla no es una habitual de las agencias de viaje, y la modernidad pasó siempre lejos de aquí. Mentira. ¿hemos dicho… siempre? No siempre. Lesbos fue en el siglo XIX la isla más cosmopolita del Egeo, y desde tiempos inmemoriales fue un lugar próspero y selecto. Fue una de las cunas de la civilización clásica y compitió con la misma Atenas de Pericles en riquezas y cultura. Aquí nacieron algunos de los mejores poetas, músicos, filósofos y pintores de la Grecia antigua, aunque un nombre sobresale por encima de todos ellos: Safo.
La isla de la poetisa
Safo nació alrededor del 620 a. de C. en el seno de una familia aristocrática, y como consecuencia de las actividades políticas de su familia tuvo que exiliarse en Sicilia. Alrededor del 595 a. de C., regresó a su isla natal donde vivió hasta el 560 a. de C., dedicándose a la educación de jóvenes aristócratas.
Safo escribía poesía y su obra fue de las primeras en no estar protagonizada por los dioses, sino que hablaba en primera persona y describía sentimientos como el amor o la belleza. Algunos de sus poemas expresaban abiertamente la atracción que sentía hacia algunas de sus discípulas, o contaban la relación erótica que había entre dos mujeres, una atracción que desde entonces es conocida como lesbianismo o amor sáfico.
En la Antigüedad la la isla de Lesbos estuvo asociada a la libertad sexual. Los romanos, ajenos muchas veces a las costumbres griegas, consideraron el lesbianismo como cualquier tipo de práctica sexual, lo cual se transmitió a la Edad Media, donde este concepto pasó a ser sinónimo de un
deseo sexual femenino irrefrenable.
En el país de los lesbios
En la actualidad, Lesbos es la tercera isla más extensa de la república helena, tras Creta y Eubea, y la séptima del Mediterráneo. Está situada frente a las costas de la república de Turquía y ese fue su gran mal durante el pasado siglo XX, al ser tierra de frontera estuvo bajo control por los militares, y se bloqueó su desarrollo económico. Pero quizá esta situación podría ser su gran fortuna de la isla en el siglo XXI: relativamente virgen en el mercado turístico, considerando lo que significa eso en el Egeo, es también hoy uno de los lugares con más actividad comercial de Grecia gracias a que es la frontera física y fiscal de la Unión Europea con Asia.
Por todo ello, no es de extrañar que Lesbos sea un lugar de contrastes. Dice una amiga que vivió allí unos años que es un lugar “de una belleza indómita, pero que sólo descubre sus encantos después de una búsqueda que acaba revelándose personal”. Es cierto que en la isla se refleja el cierto abandono con la que la ha mantenido repetitivamente los gobiernos de Atenas, pero actualmente se revela
como la última gran isla griega que queda por explotar en un momento que las cosas no van muy bien en Grecia.
Y como consecuencia de todas estas circunstancias los lesbios, los habitantes de esta isla, parecen inicialmente algo ariscos, aunque en el fondo profesan unos valores que en gran parte se ha perdido en el resto del Egeo y el Mediterráneo. ¿Y como reaccionan ante el avance del turismo homosexual que cada día más se acerca a la isla? No muy bien de entrada. Lesbos no es Mikonos, ni a nivel de modelo turístico, ni en espíritu. La isla es profundamente conservadora porque la historia no la ha tratado excesivamente bien. Sin embargo sería bueno recordar que en el pasado tuvo fama de libertina y muchos más giros sociales más importantes se han visto en el último medio siglo.
Volvamos a la gran lesbia Safo de Mytilene. Su vida y obra fue celebrada por los más insignes poetas y sabios como Platón, Aristóteles o Plutarco, quienes la alababan “pese a tratarse de una mujer”. El contenido homoerótico de los poemas de Safo, es cierto, incomodaba a los autores clásicos. Pero al final acabaron por reconocerla y levantarle estatuas en Atenas y en la misma Roma, una de las civilizaciones más machistas de la Antigüedad. La historia tiene estas cosas.