Las islas del golfo Sarónico
Entre la región del Ática y la península del Peloponeso se abre un gran golfo conocido como Sarónico, en el que emergen un conjunto de pequeñas islas e islotes que han sido muy importantes en el devenir de la historia de Grecia, y hoy son el lugar preferido de escapada del fin de semana para los atenienses. Denominadas genéricamente "Argosarónicas", éstas se dividen en dos grandes grupos según su situación geográfica: las islas propiamente del golfo Sarónico, que són Salamina, Egina, Angistri, Spetses y Poros, y las dos islas vecinas a la península de la Argólida llamadas Hidra y Dokos.

En cualquier caso, ambos grupos se presentan juntas y revueltas en todas las guías de viajes y materiales de comunicación. La mayor de todas ellas es Salamina, una isla muy pegada a las costas del Ática, y que solo está separada unos dos kilómetros del continente. Fue, efectivamente, donde tuvo lugar la importante batalla naval de la Antigüedad, lo que permitió la supervivencia de Grecia ante el Imperio Persa. Es un lugar solera que no ha apagado su fama 2.500 años después. Actualmente, Salamina, acoge el puerto de Paloukia, probablemente el segundo en importancia tras El Pireo, y es en realidad un anexo de la costa continental. Su visita es obligada, aunque solo sea para entender cómo Temístocles consiguió derrotar la armada persa.
El placer de un fin de semana
A nivel turístico, sin embargo, destacan en el archipiélago Egina, Hydra y Poros. Tres fantásticas islas para reposar tras intensos días de inmersión cultural en Atenas. La primera, Egina, acoge también algunas ruinas arqueológicas, pero se ha convertido en la isla de recreo de los atenienses de hoy cuando quieren escapar del frenético ritmo de la vida moderna. La isla cuenta con numerosos hoteles románticos de pequeña capacidad y gran número de tabernas. En ella despunta la propia ciudad de Egina, principal puerto de la isla, aunque es obligada también una excursión a Perdika, donde se puede disfrutar de un pintoresco pueblo de pescadores y tomar un caique (una barca pequeña) por unos 3 o 4 euros, y acercarse al islote de Moni, reserva natural.
Si Egina es la isla preferida por los atenienses para descansar, Hydra, en cambio, es la más cosmopolita del lugar. Elegida como espacio de asueto y refugio de personajes de la progresía y la farándula de los años sesenta es hoy la única isla griega donde no se permiten vehículos a motor de ningún tipo. ¿Qué como es Hydra? preguntenselo al cantante canadiense Leonard Cohen, que ya frecuentaba la isla de adolescente, a la italiana Sophia Loren y la actriz-ministra Melina Mercouri.
Poros, en cambio, destaca por su entorno natural. Montañosa (358 metros de altitud, su punto más alto) y con una vegetación espesa y tupida, está repleta de bosque de pinos y limoneros, y también de numerosas calas pequeñas que hacen las delicias de quienes se escapan a ella. Cuenta entre sus atractivos con algunas playas de arena (en el sur), un extraordinario monasterio del siglo
XVIII (Moni Zoodohou Pigis) y por supuesto un antiguo templo dedicado a Poseidón, del que queda bien poco aunque desde él se disfruta de unas extraordinarias vistas al Egeo. No hay que olvidar que esta fue la isla preferida del dios de los mares, y su extraordinaria cercanía con el Peloponeso la convierte también en un lugar ideal para escapara dicha península. El gran teatro de Epidauro no está muy lejos de aquí.
Pequeñas joyas del Egeo son también Angistri, Dokós y Spetses. La primera es un lugar extraordinario para realizar excursiones de un día recorriendo el perímetro de la isla y cruzando los pequeños puertos de Skala, Mylos y Aponissos. La segunda, en cambio, es austera. Está muy cerca del Peloponeso y está habitada únicamente por monjes y algunos rebaños de ovejas.
Finalmente, queda Spetses se erige altiva y orgullosa. Ofrece el ambiente más auténtico de todas las islas argosarónicas, y en ella destaca la proipia localidad de Spetses, bastante bulliciosa en temporada estival, que acoge impresionantes mansiones antiguas (arhontika) que recuerdan los tiempos de esplendor de este enclave. Es de obligada la visita el Museo Boubolina, erigido en la casa donde vivió esta luchadora por la independencia griega. Vayan prevenidos, la Bouboulina fue toda una mujer de carácter. Algo así como la Agustina de Aragón de los griegos.
¿Dónde alojarse y qué comer?
Para disfrutar de estas islas nada como contemplar la posibilidad de pasar al menos una noche en ellas. Por ejemplo, en Egina se sitúa el Hotel Rastoni (www. rastoni.gr), con una decoración colonial y habitaciones amplias. En cambio en Poros, destaca el New Aegly Hotel (www.newaegli.com), que ofrece todas las comodidades de un complejo turístico. En Hydra destaca el hotel-boutique Angelica hotel (www.angelica.gr), con una propuesta hotelera muy moderna y lujosa, y habitaciones muy cómodas.
Y para comer, no olvide que estamos en Grecia, la cuna de la dieta mediterránea. Así, en Egina está la popular taberna Gelladakis (cerca de la ruidosa lonja), un lugar de cita entre los lugareños siempre dispuestos a disfrutar de unas sardinas asadas o una tapita de pulpo a la brasa. En Poros, Aspros Gatos (www.whitecat.gr) es la mejor taberna de pescado de la isla, y en Hydra destaca el restaurante Sunset, que ofrece una cocina de calidad. No olviden tampoco la taberna Ostria, un establecimiento muy popular donde solo se encuentra pescado fresco.